Caminando

Yo hablaré de mi experiencia y de mi recorrido en el duelo en este periodo de tres años.

Presentación:

Soy Blanca y vengo desde Vitoria, llevo casi dos años reuniéndome con Aitor, Elena y Aurora, durante un tiempo dos reuniones mensuales y actualmente hacemos una reunión mensual.

Ander mi hijo pequeño, con 20 años de edad, hace casi tres años se suicidó.

Sólo decir y escribir esta palabra aún hoy, me genera una serie de emociones imposibles de clasificar.

Era un palabra tan ajena a mi vida, a mi día a día y a mi forma de ver la vida, que me costó mucho tiempo asumir que era eso lo que había sucedido.

Los sentimientos de incredulidad, de negación, de rabia, de culpa, de escapar de la realidad que tanto dolía, fueron durante mucho tiempo tan fuertes, que ahora, después de pasado este tiempo veo que estuve en estado de shock durante muchos meses.

Tengo que reconocer que desde el primer momento tuve ayuda psicológica, prácticamente diaria durante un mes, con una psicóloga dedicada a ayudar en el duelo, y a través de ella fui a una asociación “Orúmar”, en la que me he sentido ayudada desde el primer momento. En la asociación se trabajaba el duelo con talleres, con charlas, con Cine Forúm, con Meditación, los terapeutas muy buenos, y el pequeño grupo que se formó, me ayudaba mucho, en realidad nos ayudábamos, porque era el sitio adecuado para llorar, expresar y sentir. También es cierto que los duelos eran de diferentes tipos de muerte de los seres queridos, tanto de enfermedad como de accidentes, de mi caso era la única que estaba allí.

En este período de tiempo, una de mis inquietudes era buscar padres, padres que hubieran sufrido la pérdida de un hijo, lo necesitaba, necesitaba ver en otros padres, como se podría sobrevivir al profundo dolor de la pérdida de tu hijo, aún no sabía como podía seguir viviendo con aquel dolor desgarrador, os podéis imaginar que durante muchos días, mí vida era una inercia pura, en la que intentaba anestesiar mi dolor, otros días se me pasaban tantas cosas por la cabeza……de todo tipo…mi vida convertida en locura.

Intenté buscar en Vitoria, padres en una situación similiar y no encontré, después de preguntar, me dieron referencia de Renacer, una Asociación a nivel estatal que tiene sede en varias ciudades, que se reúnen una vez al mes y son padres que un día sus hijos, por un motivo u otro fallecieron, me sentí ayudada y reconfortada, ellos me pusieron en contacto con Elena y Aurora, ya que nuestros hijos habían fallecido en circunstancias muy parecidas.

Nos conocimos en setiembre del 2014, quedamos un día en Alsasua, y a partir de entonces, ya no perdimos el contacto

En aquel momento, como en el actual, cada una de nosotras lleva su propia evolución en el proceso de duelo y pero surgió la idea de juntarnos para apoyarnos y contactamos con Aitor, que se ofreció a ayudarnos y facilitar la dinámica de dichos encuentros.

Hoy por hoy, y después de dos años, seguimos reuniéndonos un sábado al mes. Yo me desplazo hasta Pamplona, porque me siento ayudada y con la sensación de que estoy entre iguales.

Ante todo y sobre todo, quiero decir que me he sentido ayudada en todos los grupos en los que he participado, pero mi búsqueda me ha llevado hasta donde ahora estoy.

No me gustaría hacer ningún tipo de diferencia en los duelos, porque cuando muere un familiar, el dolor puede ser enorme, cuanto este familiar es un hijo, es demoledor, en el caso de los familiares de una persona que se suicida, en mi caso….como madre, el dolor duele hasta sentirte arrasado por dentro. Tierra quemada, es una forma de intentar expresarlo.

Los sentimientos de culpa y de rabia junto con la negación y las preguntas sin respuesta, son los que nos arrasan por dentro, y vuelven una y otra vez, sin piedad, cada día y en cualquier momento, del día… de la noche.

Y cuando el motivo del fallecimiento es una enfermedad o un accidente fortuito, aunque el dolor es enorme, es como que la culpa la tiene el otro vehículo, el coche….. en el caso de enfermedad, los médicos, la medicina, la mala suerte……

Pero en el caso del suicidio, la culpa…..ese peso tan enorme que lleva la culpa, recae sobre nosotros directamente, su familia, su madre en mi caso, que no fui capaz de ver, de intuir siquiera, de no ver un detalle, un detonante que me hiciera pensar cual era su intención.

Es tal la culpa y la rabia, que sin ayuda, es muy difícil salir de ese círculo aterrador que se retroalimento y que te hace pensar en dejar de luchar y dejar de vivir.

Es verdad que en esos momentos, la familia y los amigos, son los apoyos más importantes, pero sobre todo con la familia es muy difícil elaborar el duelo, hay mucho dolor y cada cual lleva el suyo como puede.

Con esto quiero decir que los apoyos son vitales, pero la ayuda externa y profesional también. Esto incluye todo…todo lo que te sirva, todo en lo que te sientas ayudado, terapeutas, psicólogos, terapias, grupos de ayuda y de apoyo…..

Hoy, después de casi tres años, -el aniversario de Ander es el 28 de noviembre-, aunque sé que todavía me queda camino por recorrer, sigo con ayuda de mi psicóloga, de una forma mucho distanciada en el tiempo, acudo a este grupo apoyo que se llama Besarkada-Abrazo, es cierto que me encuentro mas serena, en paz, aceptando paso a paso… poco a poco… la realidad, yo creo que no sólo es el tiempo que ha transcurrido…..sino que es el tiempo transcurrido …..y trabajado…(llorado….expresado…luchado…)

Mi experiencia en los grupos de apoyo, es que el dolor se aligera, se comparten emociones, vivencias, opiniones, estados de ánimo y compruebas que no estás tú solo con tu dolor, el dolor se atenúa. Por otra parte compartirlo te enriquece más como persona, porque hay puntos de vista distintos que habitualmente se nos escapan y que realmente aportan algo nuevo que te puede servir, todo con la dirección y coordinación de un buen facilitador que sepa llevar el grupo con acierto.

Pienso que pedir ayuda es vital, es la mejor señal de querer encontrar una salida …………en definitiva de querer vivir.

Blanca Mendiola